sábado, 23 de octubre de 2010

Siempre





















Ayer, y justificadamente, me percaté que el mundo se había acabado. Ya no tenía pies sobre tierra alguna y nadie, a quien yo conociera, estaba esa tarde junto a mí.
Floté, en lo que se podría llamar vacío, por muchas horas - si es que estas existen como tal -hasta toparme con aquella chiquilla de mi niñez; a la cual amé, sin saber, durante toda mi existencia.
Y le dije, hablándole firmemente:
- ¿Sabes?, siempre he pensado en ti cuando me he sentido solo y desdichado.
- Lo sé- contestó -, pues yo también pensé en ti. En el otro camino que pudo ser y no fue. En los besos que te pude dar, y no te di, en nuestros posibles hijos que nunca fueron. ¿Pero sabes?, todo eso ya fue antes de este término. Solamente debes mirar un poco más atrás y lo verás.
Lo hice.
Y se me vinieron, una sobre otra, las imágenes, los colores y aromas de decenas de lugares y vidas, de personas, de mis primeros padres, de los últimos, y de todo lo que fue en esa carrera de vidas sobre vidas y de existencias. Y me rearmé en otro flujo de materia. Barrí con deseos y memorias, con sueños y desastres, y entré -otra vez- en la gran tómbola.
Mientras ella, mi amada eterna, me observa con una intrigante sonrisa. Mordiéndose el labio inferior que aun no existe, y con chispas en sus ojos no creados...
Caigo riendo, con una risa que tampoco está. Y quiero estar ahí luego.
De verdad.
Creative Commons License
El triturador de cabezas by Armando Rosselot is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-Sin obras derivadas 2.0 Chile License.
Based on a work at www.eltrituradordecabezas.blogspot.com.