
- Tremendo tumulto - dijo un tanto agobiado, Benjamín.
- No creas que es tan grande - respondió Carmen.
-Debe ser que nunca había estado, ni visto a tantas personas.
Carmen, le dio una pequeña mirada de desaprobación al hombre.
- ¿Que sucede? - preguntó Benjamín - ¿Por qué me miraste así?
- Acaso no te das cuenta, pedazo de imbécil, que esta es la quinta vez que estamos aquí.
- ¿A qué te refieres? - volvió a preguntar, Benjamín.
Carmen, respiró hondo y se rascó su calva cabeza.
- Ve y pregúntale a ese tipo de cachos largos y de cola en punta, donde cree él que estamos, y cuando te responda, sabrás muy bien a lo que me refiero.
Benjamín obedeció, y fue sin ningún temor a preguntarle sobre su paradero al gran demonio que organizaba las torturas.